¿Es realmente una amenaza Venezuela para Estados Unidos?
- Diario La República
- 12 mar 2015
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Ambos países se envuelven ahora en el mayor enfrentamiento de los últimos años
El lunes 9 de marzo, el presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, emitió comunicado de prensa que fue difundido por la Casa Blanca. En él se anunciaba la orden del presidente norteamericano para que se implemente y se amplíe la Ley de defensa de derechos humanos y sociedad civil de 2014 de Venezuela.
Esta ley tiene como objetivo bloquear los bienes y el uso de los sistemas financieros de los funcionarios venezolanos que estén involucrados en actos contra los derechos humanos.
El comunicado también expresa la orden del mandatario de declarar a Venezuela como una amenaza “extraordinaria e inusual” para seguridad nacional.
"Las sanciones objetivos en la orden presidencial implementan la Ley de defensa de derechos humanos y sociedad civil de 2014 de Venezuela, que el presidente firmó el 18 de diciembre de 2014, y además van más allá de los requisitos de esta legislación", reza el comunicado.
Tal y como lo expresa Thomas Sparrow, corresponsal de la BBC en Washington: cuando un presidente estadounidense declara estado de emergencia en el país, adquiere poderes excepcionales que le permiten sancionar o congelar bienes. En este caso, a funcionarios extranjeros.
Para Vicente Díaz, exrector del Consejo Nacional Electoral (CNE) de Venezuela, las medidas tomadas por EE.UU. solo contribuyen a que el presidente Nicolás Maduro continúe con su campaña de victimización ante un posible golpe de Estado, engendrado supuestamente desde Norteamérica.
"Distrae la atención del país de los graves problemas que le aquejan", asevera Díaz, citado por el diario El Mundo.
En años anteriores, Estados Unidos declaró en estado de emergencia en Ucrania, Sudán del Sur, República Centroafricana, Yemen, Libia y Somalia. Todos ellos inmersos en conflictos internos y externos.
¿UNA AMENAZA REAL?
Para la diputada venezolana Dinorah Figuera, el decreto firmado solo ha “sobredimensionado al adversario”, que solo agita más el conflicto.
En ese sentido, señaló que Venezuela no representa ninguna amenaza para los Estados Unidos.
Por el contrario, un alto funcionario del gobierno de Barack Obama ha remarcado que las medidas impuestas contra los funcionarios venezolanos no son más que la defensa de los derechos humanos.
"Este gobierno ha identificado como una prioridad el hecho de estar comprometido con el apoyo a los derechos humanos y los procesos democráticos", señaló en diálogo con la BBC.
Para el dirigente de la oposición venezolana Henri Falcón, toda injerencia será rechazada, venga de donde venga.
"Rechazamos la injerencia extranjera en nuestros asuntos internos", señaló a la prensa.
AMOR Y ODIO
Hablando en términos comerciales, Estados Unidos y Venezuela siempre se han llevado bien. Pese a la infinidad de calificativos que han salido del Palacio de Miraflores para la Casa Blanca, los negocios siempre han sido ese único vínculo afectivo entre ambas naciones.
Buró del Censo de EE.UU. ha informado que en 2014 Venezuela exportó US$30.219 millones en bienes a Estados Unidos. Una cifra nada despreciable, teniendo en cuenta que el país llanero importó un total de US$11.339 millones.
"Estados Unidos en los últimos años está mucho más comprometido con sanciones a personas e individuos y no hacia naciones o estados", señaló Harold Trinkunas, director de la Iniciativa Para América Latina en el Instituto Brookings.
Pero políticamente, ambos han caído en un odio histórico, contagiado desde Cuba con el castrismo. Siempre hubo intercambio de calificativos, aunque más han venido de parte de Venezuela.
Quizás uno de los ejemplos más claros para retratar el conflicto político entre ambos países sea el discurso de 2008 del presidente Hugo Chávez en el estado de Carabobo, explotando en calificativos.
Ayer, el presidente de Ecuador, Rafael Correa, anunció una reunión de urgencia de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) para tratar la “injerencia” de Estados Unidos en la democracia venezolana. Sin embargo, el comunicado daba en detalle las razones de las acciones, que van más para sanciones a personas específicas que a una nación.
Es más, el comunicado se torna en su conjunto como la preocupación por lo que pasa en el país llanero.
“Estamos muy preocupados por los esfuerzos del gobierno de Venezuela por escalar la intimidación de sus oponentes políticos. Los problemas de Venezuela no se pueden resolver al criminalizar la disidencia. Hemos llamado al gobierno de Venezuela de forma constante para que liberen a aquellos que están encarcelados injustamente, así como para mejorar el clima del respeto a los derechos humanos y libertades fundamentales, tales como la libertad de expresión y reuniones pacíficas.”
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